Es la misma locura de un niño, la sonrisa perdida del viejo, la flor que se desprende de sus pétalos y germina en otra flor, la luz que el agua refleja, la síntesis de la manzana y la lima. Un carroussel, si es que así puedo llamarme. Pero sobre todas las cosas, tengo un motivo para soñar todos los días, cada hora de esos días, y por cada minuto de esas horas.
Mi vida tiene sentido.
1 Corazonadas:
muestras genialidad
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