Me he convertido en el tic tac de un reloj de pared, insquisidor de pensamientos alegres. Es mi viveza la extrema realidad, y hasta el último minuto un sueño. Bajo pesos de retales e ilusiones vive en mi pecho un alma, valiente, caliente y creciente.

Es la misma locura de un niño, la sonrisa perdida del viejo, la flor que se desprende de sus pétalos y germina en otra flor, la luz que el agua refleja, la síntesis de la manzana y la lima. Un carroussel, si es que así puedo llamarme. Pero sobre todas las cosas, tengo un motivo para soñar todos los días, cada hora de esos días, y por cada minuto de esas horas.

Mi vida tiene sentido.

1 Corazonadas:

Ferran dijo...

muestras genialidad