Hoy no tengo nada que decir salvo que tristemente llevas razón. Soy un esclavo de amores perros pero también un soñador que siempre imagina un final feliz.

"Y fueron felices y comieron perdices..."

Las palabras que no son palabras; los abrazos que cuentan historias sin palabras; los besos que conjugan verbos desenfrenados y pasiones indescifrables. Eso es lo que me conmueve.
Nosotros que jugamos con la realidad a nuestro antojo; nosotros, que como marionetistas hilamos una verdad comprendida en cuatro tiempos.

El primero: La Esencia, que es más que una mirada, más que una bifurcación en las mejillas o un apretón de manos. Es más que un color en el día o una sombra en la noche. Más incluso que unos versos en una partitura o una rosa que se posa en un escritorio solitario y frío. Es la calidéz o la oscuridad en las pupilas de una sonrisa, la suavidad o la dureza en el tacto de una mirada, el intelecto o la desidia en los labios del sonido, que susurrante nos advierte de la inercia de nuestros pasos. El peso vago de un lazo invisible que nos ata de corazón a corazón.

El segundo: La Épica, los recuerdos absorbentes en cada eslabón en la cadena mesmerística. La nostalgia, el ayer, lo que se nos ha olvidado o lo que no queremos recordar; cada sonido pasado que resuena con eco en nuestros huesos recordándonos que por más que avancemos siempre habremos estado en aquél lugar del que en el fondo no queremos olvidarnos.

El tercero: El futuro, aquello a lo que queremos aspirar, nuestras metas y las huellas de aquellos a los que seguimos de cerca; lo que aprendemos o queremos aprender y las falsas esperanzas que truncan nuestros sentidos. La realidad, esa realidad que nos hace avanzar por una senda de escarcha mientras nos vendamos los ojos para creer que son rosas lo que pisamos. Un camino espinado, helado, tras el que creemos ver un Edén lleno de sueños.

El cuarto: Las luces, que atenúan u oscurecen nuestra realidad, la que hemos llegado a crear con los tres pasos anteriores. Es el momento de la paranoia, el despiste, la falsa apariencia que nos lleva a una verdad irremediable. Es el caos de lo que vemos y no creemos, o lo que creemos sin llegar a ver...

La vida, el teatro, nuestro camino.
- ¿De qué color son las nubes?
- Grises; no, son celestes, rosas, amarillas, azules, blancas, violetas...

La jóven de la perla.


"Ay, que cuestarriba se me hace hoy, que ya cambié las sábanas más de una vez. Y solo hace cuatro días que decidí ser solo mía. Ay, me voy quemándo entre café y café, no estoy pa nadie y ya no quiero ser...

Te miro y pienso que te voy perdiendo... Te me vas, te me vas, te me vas, te me vas... Y ahora se, que si me muerdo, me muerdo, me muerdo la boca, será porque yo quiera y no porque me toca.

Yo, que vi llegar la duda y el control, me fui saliendo de mí siendo yo, y ahora tenerte es cobardía porque me siento solo mía."

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Siendo objetivos; a veces la soledad es preferible al martirio personal. Hoy no prefiero que paren el mundo, sigo sintiendo vibrar mi corazón al contemplar como los que se hacen llamar amigos sin a penas creérselo te empujan a la soledad sin contemplaciones. Ellos, que se quedan siempre con la parte buena de la fruta y desechan la parte que consideran podrida. Me toca ser parte hoy de otra nueva obra de teatro.

En esta los actores llevan máscaras sonrientes y danzan alrededor aportando consejos y prometiéndote, a ti como espectador, una obra magistral y eternamente peculiar. Pero no, la realidad es que es otra obra más, dentro de otras que ya has visto antes. Se hace pesada, aburrida, y terminas optando por salir del espectáculo. No te sientes partícipe de esa basura.

Y cuando sales por aquellas puertas oscuras, el día parece más día, y el teatro menos teatro.

Pero hoy; justamente hoy... No hay excusas. No quiero actores que sobreactuan, ni atrezzo fuera del escenario.

Yo soy lo que soy.

César llamaron, señor,
a aquél duque que traía
escrito por gran blasón;
"César o nada"; y en fin
tuvo tan contrario el fin
que al fin de su pretensión
escribió una pluma airada,
"César o nada, dijiste,
y todo, César, lo fuiste,
pues fuiste César y nada"


Tristán a Teodoro, El perro del Hortelano. Lope de Vega.
"No he combatido mil batallas por placer; la felicidad para mí era algo muy lejano mientras luchaba. Con cada estocada llegaba una nueva enmienda, siempre para nada, pues el éxito de una batalla no deja de resultar doloroso. Si es que existe el combate, hay una razón para luchar.
El amor no debe ser una lucha aunque se combata con amor."


Esta noche te has presentado en mis sueños mientras el alma descansaba. Has decidido recordarme lo que más ansío en este mundo y ni siquiera dejaste que te mirara a los ojos. Si eres una parte de un futuro lejano comprendo que desees guardar las distancias, confío en que llegaré a encontrar tus abrazos. Pero si no lo eres has de saber que me has regalado la locura envuelta en un papel de múltiples colores, irresistible y condenadamente atrayente.

Porque para mi tocar el alma sin rozarla es como desnudar un cuerpo con tan solo mirarlo. Ese tipo de conexiones que nos dictan una verdad irremediable. Las yemas de tus dedos han tocado fondo en esta teoría que es mas tuya que mía, aunque sea de los dos. Y es que ambos somos mitades de un mismo blasón, como dicta el texto de Diana, dos guindas unidas por un solo tallo. Ojalá pudiera yo presentarme en tus sueños esta noche para poderme ver envuelto de nuevo entres tus brazos. Aquellos que me envían el mensaje de constancia y protección, como un "siempre estaré aquí"; aunque bien se que nunca has estado...

Esa es mi realidad; la constancia de un "siempre estaré a tu lado" que nunca cuenta, pues aunque yo lo anhele y desee, resulto ser el acertijo más difícil de resolver. Los mirones y buscones procuran tres intentos sobre la pared, pero tarde o temprano se cansan.

El amor es como un juego lleno de plataformas. Siempre existe un tutorial predefinido, que depende exactamente del juego al que hayas elegido jugar. Sin embargo los trucos se conocen cuando se ha jugado prolongadamente. Por contra hay jugadores que se cansan rápidamente y procuran cambiar de juego con la misma velocidad. También hay muchos de ellos que se enervan con una sola fase y deciden no avanzar, pues con esa se les va la vida y las demás no les interesa lo más mínimo...
Yo soy de los que prefieren ver un buen final, aunque me haya saltado algunos acertijos de diferentes plataformas. Aunque me hayan quedado por completar al 100% todas las fases...


Qué irresistible tentación de sueños húmedos y sábanas vacías; bajo el manto de una luna de verano y el clamor de los insectos que entrevela mi alma humana. Porque se que no despertaré mañana aunque mis ojos se abran... Yo se que decidiré dormir de noche sobre tus piernas tempranas...

Lo que este mundo me ofrece no deja libre a mis alas.




"Volar es lo que yo quiero, volar sobre la aurora del alba."