Me he convertido en el tic tac de un reloj de pared, insquisidor de pensamientos alegres. Es mi viveza la extrema realidad, y hasta el último minuto un sueño. Bajo pesos de retales e ilusiones vive en mi pecho un alma, valiente, caliente y creciente.

Es la misma locura de un niño, la sonrisa perdida del viejo, la flor que se desprende de sus pétalos y germina en otra flor, la luz que el agua refleja, la síntesis de la manzana y la lima. Un carroussel, si es que así puedo llamarme. Pero sobre todas las cosas, tengo un motivo para soñar todos los días, cada hora de esos días, y por cada minuto de esas horas.

Mi vida tiene sentido.

Se regala amor Idílico


Solo tienes que abrir el libro por el tapete, leer la increíble dedicatoria y pasar a la primera página. Compruebas que la ambientación es mágica, dulce y terriblemente hermosa; ahora pasas a la segunda página. Vas conociendo el argumento; hay detalles que se escapan... La princesa busca un príncipe, pero solo encuentra una rana. Otra de ellas se pierde en el bosque por culpa de su madrastra, que bien podría ser su suegra (Ojo! Nunca hay suegras en este tipo de cuentos), la otra se queda dormida, una de sus amigas quiere tener piernas, pero su cola es demasiado llamativa...

Pasamos a la tercera página, y a la que hace veintisiete, todos los cuentos nos van pareciendo idénticos. El amor idílico solo se encuentra al final del cuento, pero antes de llegar a la última página te has aburrido de leer...



Hoy voy a cerrar las puertas a todos los mirones; voy a cantarme una nana hasta soñar con algún tirano que se enfrente a mi habitual príncipe azul, ese que nunca llega a tiempo. Esta noche censuro el cerrojo de mi corazón y tiro la llave a un pozo infinito para que nadie la rescate. Del recóndito oscuro de mi alma, aquella que se zafa de las garras lascivas del mundo, es de donde soy yo esta noche.

Para que suenen las campanas compuse toneladas de momentos; pero murieron, como muere una larva antes de florecer en la primavera. Murió mi amor, como mil cristales empeñados en un solo escaparate que anuncia y revela la parte sangrante de la pasión que derroché. Y después solo llegaron ellos, sádicos insultos humanos que en su demencia creían poder pagar para comprarlo.

Allí estuve, crucificado y mudo. Allí observaba las estrellas todas las noches, soñando ser una fugaz que desapareciera del asqueroso ambiente que me rodeaba. Porque era mejor ser fugaz que muda, sorda e inválida, como las otras que centelleaban en silencio esperando un final de luces rojas.

Por eso esta noche termina, como terminan los cuentos, aunque solo sea una vez.

Qué fácil era decir "Y fueron felices, y comieron perdices"

Entonces... ¿Por qué me dejo matar?


La vida no nos da todas las respuestas que buscamos y a veces llegan cuando menos lo esperamos. Un día podemos estar seguros de estar seguros, y al siguiente comprobar lo destrozados que nos encontramos.
Lo cierto es que son los errores más grandes del ser humano, y yo soy muy humano.

A veces me parezco a una montaña rusa, que hace escaladas enormes a una velocidad moderada para terminar cayendo en picado superando la velocidad de la luz. A veces vuelvo a ilusionarme, pero siempre me sigue el verdugo que decapita mis afanos deseos. Otras en cambio guardo silencio, porque el silencio me gusta y en ocasiones me reconforta. En esos momentos es cuando estoy más seguro de que estoy seguro. Lejos de palabras llenas de mentira, de manos que son más garras que manos, de bocas lascivas y sucias, de cuerpos de putiferio y fiesta...

Allí, en mi silencio, contemplo toda la mierda que me rodea.

AUNQUE TU NO LO SEPAS

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.


Luis García Montero.