"Hoy hay tregua entre la obstinación y la razón. No hay más juguetes."




La falsa elegancia nunca resultó tan patética; cada palabra suena en disonancia y se clava en el pecho como un cristál.
Mi corazón va pareciendo un rosetón de colores; uno que deja filtrar la opaca luz en mi estancia mental particular... [...]





La estupidéz nunca me pareció buena compañera y sin embargo últimamente me parece la mejor de las hermanas pues a veces me resulta imposible apartarme de su lado, como si de un hilo pendieran nuestros cuerpos y figuras gemelos. Ambos en esta estancia siderál, solos, ausentes y apocados.




Queda menos para que amanezca.

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