Entonces... ¿Por qué me dejo matar?


La vida no nos da todas las respuestas que buscamos y a veces llegan cuando menos lo esperamos. Un día podemos estar seguros de estar seguros, y al siguiente comprobar lo destrozados que nos encontramos.
Lo cierto es que son los errores más grandes del ser humano, y yo soy muy humano.

A veces me parezco a una montaña rusa, que hace escaladas enormes a una velocidad moderada para terminar cayendo en picado superando la velocidad de la luz. A veces vuelvo a ilusionarme, pero siempre me sigue el verdugo que decapita mis afanos deseos. Otras en cambio guardo silencio, porque el silencio me gusta y en ocasiones me reconforta. En esos momentos es cuando estoy más seguro de que estoy seguro. Lejos de palabras llenas de mentira, de manos que son más garras que manos, de bocas lascivas y sucias, de cuerpos de putiferio y fiesta...

Allí, en mi silencio, contemplo toda la mierda que me rodea.