No puedo disculparme, sigo vivo...

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Durante su estancia en Londres había descubierto muchas cosas que desconocía. Él pensaba que la dedicación a su trabajo lo apartaría de todo lo demás, pero estaba muy equivocado. Lo cierto es que su trabajo lo llevaría a todo lo demás.
Para él, el amor había pasado de largo en su vida. No había tenido mucha suerte con sus primeras parejas y eso le había hecho tener una perspectiva más pesimista sobre ese plano. Cuando conocía a alguna chica se limitaba a mantener una conversación cordial y nunca daba su número de teléfono a no ser que fuera por cuestión de negociaciones y trabajo.

Durante su segunda semana en Londres había visitado muchísimos lugares históricos de allí, como la torre de Londres, el puente de la torre, la catedral de San Pablo y el castillo Windsor.
Uno de los días durante aquellas visitas, al salir del hotel se dirigió a una cafetería para desayunar. Allí no había mucha gente, pero solo una en cuestión llamó su atención. Se trataba de una chica de tez pálida y negros cabellos que parecía ensimismada mirando por la ventana, como si a través de ella estuviera contemplando sus recuerdos. Melancolía, esa era la palabra que la describía. Él se quedó simplemente ahí, y aunque a día de hoy continúa sin comprender hasta qué punto pudo afectarle aquél angelical rostro, lo cierto es que no fue capaz de moverse del sitio hasta que ella se fue.

Después de aquél día no pudo parar de pensar en aquella joven. ¿Un flechazo? Era lo más posible y lo menos conveniente. Desde ese día su concentración extrema durante los ensayos de la obra capital se vió mermada. No podía descansar bien, y cada día bajaba a desayunar a aquél café. Pero lo cierto es que ella no apareció... Ni un solo día.

Tras varios días de mal sueño y apetito, continuó con su rutina, a medias desanimado y encantado. Un día, durante los ensayos, se coló un productor de una serie que no era muy famosa por entonces. Allí, observando aquellos actos, se propuso sacar del teatro a unos cuantos. Entre ellos, él era uno.
No esperaba para nada aquella oferta. Él siempre había soñado con el cine, y desde que empezara su carrera artística, hacía unos doce años, nunca había tenido la oportunidad. Ahora se le presentaba por sorpresa y sin previo aviso... Desde luego su ángel de la guarda debía estar poniéndose las pilas....

La serie se llamaba "Last Loved"

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