Ahora miro desde mi ventana, sentado en el resquicio, la luna sonriente y burlona. Qué difícil es aceptarte tan lejos, y qué difícil dormir sin tu luz esta noche. Esta noche el silencio aplasta mi pecho con su martillo y deja a mis pensamientos desangrarse en el colchón atándome a la cama sin salida.
¿Qué día será mañana cuando no haya calendario? Qué sencillo parece volver, y qué complicado a la vez.

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