No he enterrado las paginas de mi diario. Tampoco he desecho las maletas de mis últimos viajes. La ropa sucia sigue donde siempre, sin lavar, y el aroma de cada persona que entró por estas puertas sigue intacto.
A lo mejor a tí te resulta repugnante, pero para mí el recuerdo es mucho más importante.
Sigo pensando como un niño grande, sigo acostándome a las tantas rallando la consciencia. A pesar de todo cambio, sigue intacta mi memoria, y en ella también estaban todos los que me acompañaron algún día. Se que suena nostálgico, pero es la pura verdad. Aunque quieras olvidarte de tus vínculos, estos te arrastrarán allá donde vayas.
Y ahora regreso, no se por cuánto tiempo, de mi último viaje. Tan solo para abrir las puertas de mi alma y cerrar los ojos un poco. Disfruta de esta imagen tan dulce y amarga. Disfruta de tu propio exilio al sentimiento.
Cuando salgas de aquí podrás poner tabiques a tu corazón, y cerrar cada puerta en un impulso de autodefensa. Pero aquí nadie va a atacarnos.
Tranquilo, respira, observa...
Este lugar está vivo.
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