El tiempo es un agente cifrado que no puedo decodificar. Suena el "tic tac" del reloj de pulsera que guardo entre las sábanas. El sol entra por el respiradero de mi ventana y me niego a levantarme. Un día más en la misma habitación, en la misma ciudad, bajo la misma sofocada y agónica realidad en la que me encuentro. Salir de aquí no parece nada fácil. Suplico cada día a una mano invisible para que tire de mí, y solo el vacío me escucha. Me escucha en silencio, claro.
Asi es que... Hoy no voy a levantarme.
-No, no voy a levantarme.
Es entonces cuando la luz me ciega. Día tras día la misma repetición. Lucho por acomodarme y encerrarme en mi almohada, pero solo consigo toparme con el interruptor de la maldita lámpara de mesa, y esa abrasadora luz... Asi que dejo caer mis pies al suelo. Primero el derecho, después el izquierdo...
Hoy es un día más.