Simple


Solo tengo una vida para demostrarme que no estoy equivocado, y ya voy contrareloj.

Can de...






El día que aquél perro mordió mi mano, tras tanto tiempo demostrándole mi confianza, pensé que se había acabado el mundo para mí. Porque él era el mundo para mí. Confié ciegamente en un animal que se guía por sus instintos. Me dejé llevar por la ternura que sus ojos me provocaban. Por su crin, sus potentes músculos, y su carácter canino. Cada día, varias veces, yo le llevaba la comida. Procuraba que siempre se sintiera cómodo conmigo. Intenté, lo juro, hasta la saciedad, no abandonarlo.

Pero ese perro me mordió.

Y entonces lo entendí:

"Muerto el perro, se acabó la rabia"




Voy a apagar el contador de lamerme las heridas. De suspirar por un suspiro y saber que todo termina. De soñar con una mirada, o sentir una caricia, de saber que en el fondo... Estoy solo en esta vida.


¿Qué pasaría si ya tuvieras lo que quieres? ¿Qué pasaría si tu continuo esfuerzo por conservarlo o conseguirlo resultara contraproducente? ¿Qué pasaría si corrieras el peligro de perder lo que ya tienes precisamente por no haberte dado cuenta de lo valioso que es? ¿Qué pasarí­a si saltara a la vista la respuesta a una pregunta insistente? ¿Qué pasaría si estuvieras luchando por agarrarte a la única cosa que deberí­as soltar? ¿Qué pasarí­a si leyeras tu horóscopo y no estuvieras seguro de entenderlo? ¡Pues vuelve a leerlo! Y fí­jate en lo que realmente ¡ya no hace falta cambiar!.


(Me he enamorado)

Perdidos





He aprendido a desentrañarme, a conocerme y aceptarme, a veces incluso a criticarme. De hecho, me critico más que me acepto, me insulto y desprecio por perder lo que ansío, y a la vez, por aceptar lo que odio. Y así, odiando lo que soy, me acepto, y pierdo de vista lo que quiero y añoro, solo por el hecho de no saber quién soy, o lo que quiero. Si me temo, me atraigo, y si me alejo, me apeno. Siento pena si lo pienso, y si dejo de pensar me pierdo, y al final... Nunca me encuentro. Porque en el fondo estoy perdido en un mar de análisis, de argumentos y recetas que no esperan ser probadas, pero existen, y quieren ser reconocidas, quieren a gritos y en la distancia se escuchan sus ecos. Como una película en blanco y negro, que tras el color de otras muchas aumenta su valor, o la gravilla de una televisión oxidada que perpetúa el silencio de un salón en la noche más cerrada. Asi soy, complejo, maravilloso, incrédulo y a veces indolente, indiferente. Así me he hecho, por todo lo que he visto, por todo lo que creo. Por eso he aprendido a desentrañarme, a conocerme y aceptarme, a veces incluso a criticarme, de hecho me critico más que me acepto...